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La creatina, una 'bomba' de energía presente en la carne de vacuno

El consumo de carne de vacuno dentro de una dieta saludable y equilibrada aporta fundamentalmente proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales, todos ellos nutrientes imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo.

Sin embargo, la carne contiene otro compuesto orgánico de gran importancia: la creatina. Perteneciente a la familia de los fosfágenos, moléculas que se utilizan para almacenar energía de rápida utilización en el organismo, se trata de un tipo de aminoácidos no proteicos que se encuentra de manera natural en ciertas carnes y mariscos, aunque está presente en todos los alimentos de origen animal en distinta proporción.

Aunque su presencia en pequeñas cantidades en el cerebro humano está ligada a un mejor desempeño cognitivo, la mayor parte de la creatina de nuestro cuerpo (95%) se encuentra en el músculo esquelético.

Beneficios

Pero, ¿dónde radica la importancia de la creatina y cómo es su funcionamiento? Tal y como apuntan desde la plataforma Carne y Salud, se trata de un compuesto orgánico encargado de mantener la disponibilidad energética para todas las células; para los deportistas, su relevancia aumenta, ya que un consumo de como mínimo 3g de creatina al día se relaciona con un mejor rendimiento en ejercicios de alta intensidad y cortos períodos de tiempo.

El cuerpo humano necesita reponer entre 1 y 3 g de creatina al día, ya que con la orina excretamos el 1-2% de la creatina intramuscular, degradada en creatinina, un subproducto metabólico.

Aquí es donde entran en juego las carnes, como la de vacuno. La mitad de la creatina que necesitamos reponer se forma en nuestros hígados, riñones y, en menor medida, páncreas, pero el otro 50% lo obtenemos con nuestra alimentación. Y la carne es una fuente importante.

Por esa razón, una dieta variada y equilibrada que incluya la carne de vacuno dispondrá de un mejor nivel de creatina y, en consecuencia, los beneficios relacionados con el aumento de la disponibilidad energética que conlleva su ingesta, en comparación con un patrón alimentario que no incluya el consumo de alimentos de origen animal.